Una
vuelta muy revuelta.
Las
familias de las AMPAS de La Rioja no comenzamos este curso con la ilusión del
curso anterior o los de nuestra infancia. No, lo iniciamos con incertidumbre,
preocupación, miedo, tristeza, ansiedad…
Empezamos
un curso escolar, que pretendía ser ‘normal’, con las medidas de seguridad
indicadas en un Plan de Contingencia General y un Protocolo a seguir.
Es
de resaltar el extraordinario esfuerzo que el personal de los centros
educativos ha realizado para la organización y aplicación de medidas de
seguridad sanitaria. También lo está haciendo para solventar los problemas que
sobrevinieron de forma intempestiva al inicio del confinamiento y que, para
ello, está formándose en nuevas tecnologías. Porque, como estamos viendo, con
clases en cuarentena, es fundamental que estos grupos puedan continuar su
aprendizaje y sus rutinas con herramientas online. Que complemente al entorno de aprendizaje
presencial de experiencia vital con su profesorado y sus iguales.
Y
ya puestos, ¿por qué no se aprovecha esta revuelta, para darle una vuelta más? Que
no se convierta en una simple vuelta a la normalidad.
Si así fuera, sería la demostración de que nada hemos aprendido de los devenires del confinamiento.
Volvemos
a los libros de texto, a los cuadernos, a las fotocopias… Sí, aun cuando toda
la comunidad educativa está obligada (profesorado y alumnado) o recomendada
(familias) a realizar un curso online sobre medidas de seguridad donde se nos
indica que este virus sobrevive en el papel de 4 a 5 días.
En
palabras de un gran educador, “debemos enseñar cómo se construye el
conocimiento que aún no existe”: enseñemos al alumnado a tener curiosidad, a
buscar más información de la que le brinda un libro de texto, a autocompletar
su formación cuando eso sea posible, a que demuestre de lo que es capaz.
Enseñemos a pensar.
Además,
a ayudar a sus iguales, estableciendo para ello canales de comunicación TIC
seguros, bajo la supervisión del profesorado. Lo que permitirá comprobar quién
está en brecha digital y se podrán subsanar esas deficiencias a tiempo. Desde
el punto de vista social, también hay que aprender a usar correctamente estas
herramientas.
Es
imperioso reforzar los medios suficientes para el alumnado con necesidades
específicas de apoyo educativo, que precisa de un apoyo concreto y continuado
para desarrollar todo su potencial. Esto es a lo que la Educación debe aspirar
como cometido principal en la formación de cada estudiante: ayudarles a crecer,
a construir, a superarse, no a evaluar con el único resultado de constatar -y
reiterar- sus posibles limitaciones.
Tenemos
que incidir este curso más en la educación emocional, en la inclusión real y en
la necesaria revisión del currículum, para adecuarlo a la realidad y a su
utilidad en un mundo cambiante que requiere competencias mucho más
transversales y urgentes.
El
confinamiento alivió al alumnado en situación de acoso. No podemos permitir que
siga siendo la lacra del sistema educativo. Necesitamos ya un Plan de
Convivencia regional en positivo, que incluso pueda llegar a ser modelo a
seguir por otras comunidades.
Nuestro
Consejero de Educación, Pedro Uruñuela, es una persona muy experimentada en
este ámbito, pero esta pandemia le ha hecho trabajar primero en seguridad y
salud.Esperamos que le permita ya trabajar en la transformación de la
educación, en la aplicación de otra manera de enseñar, de otra forma de
aprender.
En
anteriores ocasiones, pedíamos abrir la escuela al entorno y sacar la escuela a
la calle. Es el momento para esto último, puesto que se recomienda el uso de
espacios abiertos, fomentemos la transformación de los patios en espacios
pedagógicos y completemos los caminos escolares seguros iniciados por algunos
Ayuntamientos. Animamos a todos los demás a trabajar en la misma línea.
Pero,
desde FAPA Rioja, también comenzamos contentos ya que tuvimos una gran noticia:
el colegio de Ollauri abre sus puertas tras más de 20 años cerrado. Un ejemplo
de la Escuela Rural, por la que venimos luchando y reivindicando año a año,
para que tengan una menor rotación y una mejora de las condiciones de su
profesorado.
Consideramos
imprescindible invertir más en educación porque a quienes hoy formamos serán
mañana profesionales de la salud, de la educación, de la investigación, de la
industria…. y como no, de la política. Por eso es nuestra obligación hacerlo
adecuadamente y, desde la familia, con el apoyo del resto del sistema
educativo, educarles en valores. Nuestro papel es indispensable en la
construcción de su futuro.
Las
familias no estamos solas: el gran trabajo en red de nuestras AMPAS ha
permitido en los últimos meses mostrar el valor de la unidad y la actuación
conjunta, que permite logros que de otra manera no sería posible conseguir.
Apoyaos en ellas: son vuestro cauce para lograr que nuestra voz sea potente y
clara.
¡Ánimo familias!, tenemos una gran labor a
desempeñar, pero primero debemos asegurar la salud cumpliendo las normas
sanitarias. Demos ejemplo: es como la infancia y la juventud mejor aprende. Y
os transmitimos tranquilidad, nuestro profesorado lo está haciendo bien. Por
eso, si las familias cumplimos las medidas de seguridad, ganaremos esta batalla
y podremos trabajar al 100% por seguir mejorando la educación pública.

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