ENTORNOS E ITINERARIOS ESCOLARES.

 

Entornos e itinerarios
escolares.

(Artículo publicado en el periódico La Rioja , el jueves 21 de enero)

 

La situación de la pandemia nos ha hecho replantearnos muchas
cuestiones, siendo una de ellas cómo se deberían organizar nuestras ciudades y
pueblos.

 

En efecto, hay ideas que aceptamos acríticamente sin que necesariamente
sean las más adecuadas para la mayoría de la ciudadanía.  Una de ellas ha sido la de olvidarnos de que
las ciudades deberían ser lugares para las personas y dar por hecho que son
lugares para los vehículos particulares: entender la calle no como un lugar en
el que se está sino como un lugar por el que se transita.  En palabras de Francesco Tonucci: “Después de
la Segunda Guerra Mundial, la decisión que se tomó en todos los países
occidentales fue la de reconstruir las ciudades no para todos, sino pensando en
las necesidades de un ciudadano particular que yo defino como un adulto, varón,
trabajador.”

 

Sin embargo, esta crisis sanitaria nos puede servir para
replantearnos en qué ciudad o pueblo queremos vivir porque en esa decisión está
en juego nuestra salud física y mental y la herencia para nuestros hijos e
hijas. Debemos buscar las soluciones
científicas y creativas que permitan transformar el espacio urbano a favor de
la comodidad, de la sostenibilidad y de la seguridad de las personas. En palabras
de Tonucci:
“La propuesta nuestra es sustituir del centro de las
ciudades a este ciudadano adulto, varón, trabajador por el niño o la niña. Se
trata de pensar la ciudad de otra manera y devolver a los ciudadanos el espacio
público.”

 

 Si concretamos esta
reflexión en el camino escolar, concluimos que necesitamos empezar el día sin
tanta tensión, ruido y contaminación. Son innumerables los beneficios que
acarrea ir al cole caminando, en bici o en transporte público, beneficios que
se concretan en los siguientes puntos:

 

– Menos contaminación. Descienden las emisiones de gases
contaminantes y el ruido, lo que mejora la contaminación acústica y
atmosférica.

 

– Más Salud. Evitamos el sedentarismo y combatimos la obesidad,
epidemia cada vez más frecuente entre la población infantil.

 

– Socialización. Compartir el camino con otros familiares,
amistades o escolares dinamiza las relaciones y lazos con la comunidad. El
programa de Pedibús que ha estado funcionando en dos colegios de Logroño da la
posibilidad de ir a la escuela a grupos de criaturas apoyados por la comunidad
y el barrio, lo que crea lazos de colaboración entre las familias y demás
habitantes del mismo.

 

– Más autonomía. Adoptar esta rutina diaria fortalece la
autoestima de la infancia, así como la asunción responsable de riesgos
adaptados a su capacidad y competencia, favoreciendo la autonomía.

 

– Seguridad vial. Cuando reducimos la presencia del vehículo a
motor y su riesgo asociado, recuperamos el espacio público para los peatones y
aumentamos la seguridad.

 

 

En este contexto, durante el curso pasado, desde la Federación de
Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Centros Públicos de La Rioja
(FapaRioja) quisimos valorar esos itinerarios escolares. Para ello realizamos
un cuestionario con el que pudimos acercarnos a la realidad de nuestros centros
educativos y crear propuestas de mejora de ese recorrido escolar. Quedó de
manifiesto que la mayoría de las familias quiere ir al colegio andando y que se
necesita adecuar esos itinerarios escolares para que sean más seguros.

 

Por ello, FapaRioja se hace eco de dicha demanda y manifiesta su
intención de impulsar el desplazamiento activo de la comunidad escolar; esto
es, andando, en bicicleta o patinete. Y ello para cumplir con la voluntad de acudir
de manera sostenible al colegio.

 

Para conseguirlo se necesita la colaboración, no sólo de las
familias, sino también de los Ayuntamientos, verdaderas instituciones con
competencias urbanísticas con las que pueden mejorar entornos escolares y
facilitar los itinerarios al colegio.  En
el caso de Logroño, creemos que las propuestas de peatonalización, de
ampliación de aceras, de pacificación de calles, de creación del eje ciclista
este–oeste y otras similares están contribuyendo a construir una ciudad mejor
para vivir.

 

Es cierto que tenemos que dialogar,
estudiar todas las opciones, ver las posibles soluciones distintas en cada
población y en cada barrio, pero siempre con el firme objetivo de transformar
las ciudades y pueblos en lugares para las personas, de recuperar los espacios públicos para que la
ciudadanía los hagan suyos, de llenar de vida a las calles, de reducir los
riesgos derivados del tráfico, de disminuir la contaminación, de recobrar las
zonas  degradadas, de potenciar la
autonomía de las personas, de fomentar la movilidad no contaminante y
saludable.

Por
tanto, proponemos dejar

de lado ese miedo al cambio, a lo desconocido; pensemos en nuestra ciudad o
pueblo como si fuéramos niños y niñas. Porque cuanto mejor sea para ellas y
ellos, cuanta mayor sea su autonomía, tranquilidad y seguridad, mejor será
nuestra población para todas las personas que habitamos en ella.


Manuel Pérez Delgado

Vicepresidente de FapaRioja


Comentarios

Deja un comentario